sábado, 4 de abril de 2009

La Resistencia de Ernesto Sábato


Cuantas veces ha intentado el hombre salir de los oscuros cajones, del misterio represivo del universo que ha sido siempre, desde tiempos remotos, el principal obstáculo de su libertad. Ya hombres se han preocupado por develar lo que está más allá de lo que sus ojos ven, hombres inconformes, ávidos de eternidad, empiezan a buscar medios por los cuales desahogar sus deseos por conocer lo absoluto y lo más profundo de su ser. El arte es una manera de hacerlo, es la única salvación posible en este tiempo de desesperación; Ernesto Sábato, autor argentino de obras tan halagadas como El Túnel (El mismo Albert Camus hizo traducir la obra al francés), es el ejemplo vivo, hombre que con sus 96 años aún sigue andando por los caminos de sus alucinadas fantasías, descifrando el enigma de sus pesadillas, luchando en este siglo que él mismo ha catalogado como el más calamitoso y abominable que le ha tocado vivir a la especie humana. A pesar de su ceguera no ha abandonado el arte, pinta en su tallercito con los lienzos y óleos meticulosamente ordenados; por disposición del médico tiene terminantemente prohibido escribir; no obstante, sus pinturas son el reflejo casi perfecto de sus ficciones, él ha dicho que a través de la pintura halla las piezas (para la vida) que no encontró escribiendo.

Sábato se ha caracterizado ante la crítica por ser un hombre oscuro, pesimista, amante de la soledad, a veces hasta agresivo e irritable; sin embargo, para entender los verdaderos sentimientos del artista es preciso leer al menos una de sus novelas puesto que son los personajes quienes la conforman que reflejan al hombre aparentemente resignado al borde del suicidio que al final, por algo oculto, quizás por una esperanza que le muestra el universo, decide optar por la vida y salvarse así mismo. Personajes como Martín (Sobre héroes y tumbas) y Juan Pablo Castel (El Túnel) muestran al hombre detrás del artista, a aquel hombre adolescente.

Martín es el niño que crece ante un mundo que empieza a desmoronarse, es el joven desamparado sin techo, que busca exasperadamente algún indicio de luz donde sólo parece haber oscuridad; Juan Pablo es el hombre pesimista que precisamente por haber caminado más en la vida, siente a la existencia marchar hacia un inconmensurable abismo. No obstante, a lo largo de todo este devenir de los personajes y sus sentimientos, Sábato manifiesta su anhelante deseo por no dejarse vencer. Cuando la escena oscura y agónica parece consumir a los personajes, cuando aparece el precipicio que podría ser el vehículo perfecto hacía la muerte, surge la luz y se vislumbra la resistencia, Martín y Juan Pablo deciden seguir caminando y darle forma a esa luz. Por lo tanto, Sábato elige resistir.

Por esta razón, Sábato es uno de los escritores más admirados por los jóvenes, es su héroe, ya que ningún escritor se ha comunicado tanto para frenar la resignación de adolescentes que empiezan a darse cuenta lo horrible que es vivir. El adolescente, es pues, un ser híbrido-mitad niño mitad hombre-que aborda el verdadero significado de la existencia, es el adolescente que formula las más grandes preguntas del mundo y Ernesto Sábato las responde con su arte, pues él mismo es un adolescente, así lo ha dicho él; un adolescente de 96 años ansioso de amor, que empieza a darse cuenta que el mundo no es tan horrible después de todo, y por ello, siente la necesidad de resistir, para él y para los miles de jóvenes inermes que lo escuchan a través de sus ficciones.

1 comentario:

Ojos Caleidoscopio dijo...

Qué interesante tu blog, gracias por agregarme a tus seguidores, voy a hacer lo mismo porque el tuyo me encantó, amo la mitología. Tengo aun dos libros de sabato pendientes para leer.
Saludos enormes!^^


Flor.